domingo, abril 25, 2010

512 MB

Cuando era pequeño solía jugar a ser grande, me ponía la corbata y los zapatos de mi papá; en una ocasión a mis 7 años abrí una cerveza del refrigerador y la probé pensando en que beber era cosa de grandes, afortunadamente no me gustó, jaja. Una vez mi madre me regañó porque tomé un desarmador y separé pieza por pieza los componentes de una grabadora que hasta la fecha ella dice que era cara y muy buena. Cuando mi casa estaba en construcción, yo tomaba mis herramientas de juguete y recogía los pedazos de yeso y cemento que quedaban tirados en el suelo y los tiraba en una cubeta hasta dejar limpias todas las habitaciones.

En realidad son pocos los recuerdos que tengo de mi infancia, no porque no haya sido feliz, simplemente era normal... la normalidad nunca ha sido suficiente para mí.

Cuando me pongo a pensar en las cosas que he hecho en los últimos años de mi vida, no puedo evitar decepcionarme, siento que he perdido tiempo en cosas triviales, siento que he depositado mis esperanzas y mis energías en situaciones que ya he olvidado o que terminaron por lastimarme... Sin embargo, creo que he crecido, creo que hay errores que no volveré a cometer, y creo que hay personas que no volveré a lastimar...

Afortunadamente, ya no me queda a nadie más quien lastimar...