martes, noviembre 30, 2010

Semiología de un amor

Es calor, intenso, incuantificable, que crece infinitamente con cada latido, que se exacerba con tu mirar, que explota con tu acariciar, que me incapacita con el brillo de la noche, que me ciega con el resplandor de tus pupilas; que comienza en mi pecho y se derrama lentamente por mis brazos, por mi vientre, por mis muslos, que impregna cada célula y cada átomo, que baña cada respiro y cada paso; que me hace alucinar tu voz en cada cantar de las aves, que me hace ver tu risa en cada bailar de las nubes; que persiste en mi alma, debilitándola, consumiéndola, deshaciéndola en millares de fragmentos, cada uno desesperado buscando con locura tu amar. Es el delirio, resistente a todo tratamiento, a todo valiente intento, a toda desesperada intervención. Es aquel mal asesino de mis sueños, inmortal verdugo que tortura sin piedad.



Es la muerte inminente, sólo tu boca me puede salvar...

sábado, noviembre 27, 2010

Te escribire pronto, bella.
No desesperes.