lunes, enero 02, 2006

Nova

Continuación de "Hipothermos", del 24 de octubre del 2005

—Vaya, me sorprende que por primera vez en tu vida defiendas tu amor en vez de atacarlo— no estaba dispuesto a dejarme derretir por simples palabras, ya no era el niño de antes; pero a decir verdad, luchaba intensamente contra la necesidad de salir huyendo de ese lugar.
Ella fingió no escuchar lo que dije. Se incorporó y caminó hacia el fuego, arrodillándose ante él.
—El hielo es un arma que requiere mucha práctica para controlar— vi cómo introdujo una mano al fuego y reacomodó la madera ardiente; siguió hablando con calma: —aunque sentir puede ser una debilidad en ocasiones, nadie duda que hay cosas que todos deseamos experimentar; ya sea dolor, o placer.
—Aunque a veces algunos obtienen placer del dolor.
Sonrió brevemente, sin apartar nunca la vista del fuego.
—Eso aparentan algunos— se apartó del fuego y se fue a la cocina. Regresó en un momento con un trapo húmedo envuelto alrededor de su mano. Esta vez no se detuvo a ver el fuego. Continuó:
—Pero lo cierto es que, por más frío que sea, siempre existe una chispa debajo del hielo.
Así estuvimos varios segundos, uno a cada lado de la habitación, mirándonos fijamente a los ojos.
—Afortunadamente no tengo que estar aquí cuando se derrita— Ya no quise soportar sus inútiles comentarios, si quería lastimarme, no iba a permitir que lo intentara. Giré completamente y comencé a abrir la puerta.
—Afortunadamente tampoco yo pienso derretirlo.
Me detuve y giré la cabeza.
— ¿Entonces que quieres?
—Estoy… —bajó un poco la mirada, como si la chispa la quemara por dentro; pero si el infierno no pudo detenerla, tampoco lo haría una chispa. Recuperó sus fuerzas y terminó, más fría que nunca:
—…Embarazada.

(continuará, proximamente)