Descarto toda posibilidad de alcanzar la armonía. Subsisto en un estado de equilibrio sólo comparable al silencio del aire durante una tormenta eléctrica.
Mi conciencia me detiene, mi subconciencia me carcome. Sólo este dulce deseo me alimenta con gotas de persistencia... de ambición por el mañana.
Bienvenido a mi vida, caos... te he extrañado.
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