Eso haré.
Escribir.
Escribir.
Escribir.
Pensar.
Escribir y pensar sin escribir.
Y volver a escribir.
Cambiaré mi dinámica de redacción por infinitésima ocasión y experimentaré con estilos cuantitativos.
Que mas dá. Esto es mío, y mi teclado es más confiable que mi pluma.
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