lunes, abril 23, 2007

Bosque

I sprinted through the hall with fear glowing inside my chest. My task was neither an easy one, nor one i could run away from without shame harassing me for the rest of my dying youth.
A strange feeling was suffocating me, there, within so many memories of a past both beautiful and painful; the pictures hanging from the walls were detailed glimpses of significant moments in the growth of my tortured mind. Somehow I knew exactly were I was going, although I had never before laid foot in this 'purgatory', as I then thought of it. That laberynth of broken glasses and grayscale images was to be my rite of passage.
After an hour or two of running in that endless path, I realized speed was useless. I took a short breath and slowly approached the image that was nearest to me, and plunged deep into the thoughts that emerged while I looked at it. Suddenly I was surounded by a dark forest, beneath a starry, moonless night, with a cool breeze singing amongst the treebranches, and timid, mystical creatures gazing curiously at me from within the shadows of dead oaks. What was 5 seconds ago an endless hall of pain, turned inexplicably into a haven of peace and wonder.
I was home, or so I thought.

jueves, abril 12, 2007

Los individuos emocionalmente frígidos son retos, en cuanto a la relativa dificultad en la tarea de despertar emociones intensas en ellas. ¿Que chiste tiene el amor si puedes conquistarlo con una simple rosa? ¿Acaso no son las tareas más complejas las que al final producen mayor satisfacción? Es... un punto de vista.

Besos.

viernes, abril 06, 2007

La border

Bebí impacientemente el agua del estanque; olía y sabía a podrido, sobra decir que parecía caldo de cebolla; desafortunadamente, esa no era la mejor ocasión para ponerme moños. Aquellos tipos me tenían caminando por días sin parar, sin comer y sin dormir. El agua que existía en ese sendero era poca, y siempre asquerosa, pero finalmente era agua, combustible para seguir unos cuantos pasos más.
Caminamos mas de cien kilómetros. El sendero ya se había perdido entre los pastizales secos, ahora caminabamos entre un laberinto de rocas y cactus, bajo un cielo desnudo, un sol árido, y un maldito silencio que no podía quebrar. Pensé muchas veces en tirarme bajo una piedra y morirme; descansar, pensé, pero recordé que esa distancia no la transcurría por voluntad propia. Necesitaba dólares, muchos dólares, y en poco tiempo, y ese maldito desierto era el unico camino para llegar a ellos. Pinche desierto.

jueves, abril 05, 2007

del 24 de marzo de 2004

Entré en un mundo nuevo. Yo con mis alas caídas, tu con tus ojos al suelo. Arrastrándome en el polvo, logré mirar al cielo, y ahí te encontrabas. No lo creía, no lo concebía. Imposible lo juzgué, y, sin embargo, era justo lo que sucedía. Allí estaba mi salvación, pero yo, debajo de las sombras, sin luz, sin aire, aún no lo comprendía.


Es extraño pensar, que dentro de tanto caos, rodeados de tanta sombra, pudiésemos encontrarnos. Tú bajo el tormento de la fría verdad, yo, en el sufrimiento de la infinita mentira. El primer panorama de tu inmortal mirada fue suficiente para cautivarme, y, hasta la fecha, continúa sin soltarme.

Platicamos, pues, sin introducción necesaria. Te conocía desde hace tanto, pero era la primera vez que te veía. Tus conversaciones me intrigaron, tus experiencias me impresionaron, pero fue tu silencioso sufrimiento lo que por mucho tiempo me tuvo encadenado. Y entonces me dijiste.

Me creí maldito por lo que ocurría. Lo que el destino me trajo, con odio lo envolvía. Con miedo me alejé, pues supe que pronto te perdería.

Y te perdí. No por tus males, no por mis ademanes; todo fue por nuestras obsesiones.

En la distancia te observaba, y en mis sueños te extrañaba; pero nuestras mentes ya no se conocían, aunque nuestras almas jamás se separarían.

Tiempo pasó, tu hermosa luna entraba y salía. Esta vez por un error, tu vida nuevamente me tocaría.

Finalmente me resigné, y a tu búsqueda yo me entregué.

Te perdí otra vez, y con lágrimas en mis ojos, tu voz dolorosamente escuché.

Sin saber si quedarme, sin saber si irme; sólo, “sin ángeles ni rosas”, pensé varias veces en destruirme.

Entonces nos destrozamos, y nuevamente nos encontramos.

Esta vez juntos comenzamos, y el tiempo rápidamente arrastramos.

Ahora, con ángeles y con rosas, eternamente nos amamos.